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EL MITO MAS PODEROSO / Por Rafael de la Iglesia & Andrés Accorsi


Una interesante visión de lo que el mito del Hombre de Acero significa.
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Corría el año 1933 y la famosa depresión de los años 30 asotaba violentamente toda la sociedad norteamericana.

Tratando de sobrevivir a duras penas, se conocieron dos jovenes de Cleveland, Ohio, unidos por su afición a las historietas. Se trataba del guionista Jerry Siegel y el dibujante Joe Shuster. Dos años después, los muchachitos de Ohio conseguían trabajo en la editorial Detective Comics (hoy DC Comics) y debutaban profesionalmente en revistas de tiras y misterio.

Pasaron otros tres años y, finalmente, se salieron con la suya. La editorial DC lanzó, en junio de 1938, el número uno de la revista Action Comics, protagonizada por la creación de Joe y Jerry: Superman. Contra todos los pronósticos, el nuevo personaje resultó un éxito sin precedentes y generó un boom gigantesco que, a pesar de sus altas y sus bajas, continúa con muchísima fuerza hasta nuestros días.

Evidentemente se trató de una gran innovación en el mundo de la historieta. Para aquel entonces, los personajes más tanquilleros eran Tarzán, la Sombra, Buck Rogers, el Príncipe Valiente, Dick Tracy y una plétora de detectives que lo imitaban con resultados muy desparejos. Entre todos estos aventureros (osados como el que más, pero carentes de cualquier habilidad sobrehumana), Superman y sus espectaculares superpoderes captaron inmediatamente la atención de un público deseoso de soñar con una realidad mejor que la que los agobiaba.

Por tratarse de dos jovencitos, de apenas 17 años, que necesitaban ganarse la vida como fuera, el editor, Harry Donnenfeld, se quedó con los derechos sobre Superman por la irrisoria suma de 130 dólares. Los muchachos festejaron la venta, sin suponer siquiera por un segundo que estaban poniendo en marcha una industria multimillonaria.

UN MITO EN EXPANSION
Para 1941, el Hombre de Acero -ya veía su imagen plasmada en media docena de revistas de historietas (incluyendo una, World's Finest, en la que compartía aventuras con el mismísimo Batman) y era el protagonista de una tira para diarios y de un serial de radio. En 1941 también llegarían los dibujos animados (de la mano de los hermanos Fleischer, los creadores de Betty Boop) y, en 1947, el primer serial cinematográfico producido por la Columbia Pictures.

El impacto de Superman en el público americano fue rápidamente explotado por los editores de comic-books y se calcula que entre 1940 y 1945 surgieron a la luz más de 400 superhéroes, todos más o menos basados en el Hombre de Acero. Las capas, los superpoderes, los alienígenas y las dobles identidades se convirtieron en moneda corriente en la historieta de los EE.UU. A este fenómeno se lo llamó la Edad de Oro.

Pero, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, el boom de los superhéroes llegó a un agónico final y muy pocos personajes sobrevivieron. Superman fue uno de ellos. El sorprendente Kal-El perduró a través de la difícil década del 50 (en la que los justicieros enmascarados perdieron por completo su protagonismo) gracias a las innovaciones editoriales impulsadas por Mort Weisinger y su equipo de artistas, entre los cuales Siegel y Shuster figuraban cada vez más espaciadamente. Mientras la mayoría de los superhéroes se extinguía, el mito de Superman crecía y propulsaba al estrellato a personajes secundarios como Lois Lane, Superboy, Jimmy Olsen, Supergirl y la futurista Legión de Superhéroes.

Durante la década del 60, y siempre bajo la estricta supervisión de Weisinger, las revistas de Superman siguieron asombrando al público joven, al cual Weisinger orientaba intencionalmente sus publicaciones, con historias llenas de elementos de ciencia ficción. nuevas vueltas de tuerca sobre el origen de Superman y la vida en Kryptón y con una innovación notable: las historias imaginarias. Esto les permitía a los creadores presentar el imposible casamiento de Superman y Lois, la revelación: del secreto de Clark Kent y hasta varias “muertes” de Hombre de Acero. Ya entonces un dibujante llamado Curt Swan había logrado identificar su nombre con la imagen del más célebre superhéroe.

Otros artistas, como Al Plastino, Kurt Schaffenberger, Jim Mooney, Wayne Boring, John Forte y los guionistas Otto Messmer, Alvin Schwartz, Jack Schiff y el propio Jerry Siegel concentraban sus esfuerzos en los personajes sécundarios.

TIEMPOS DIFICILES
Para fines de los 60, ya se hacía obvio que Superman necesitaba una renovación. Para llevarla a cabo se hacé cargo de las revistas Superman, Action Comics y World's Finest Comics el director Julius Schwartz, quien mantiene al equipo artísticto formado por Curt Swan y Murphy Anderson pero hace entrar en el ruedo a tres guionistas más jóvenes, que le darán letra e imagen al Hombre de Acero durante la década entrante: Denny O'Neil, Elliot St. Maggin y el de mayor permanencia de todos; Cary Bates, quien además descollaba en la serie de Flash.

También a principios de los 70, el más innovador, el más creativo, el más brillante artista que dio el género de superhéroes llegaba a la DC para jugar con nuestro héroe: en Jack Kirby, quien, no conforme con intruducir en el Universo DC su colosal saga de Cuarto Mundo (la tan mentada guerra entre Apokolips y Nueva Génesis), se dio el lujo de revitalizar a Superman y sus personajes secundarios.

Kirby revalorizó el personaje de Jimmy Olsen, resucitó al Guardián y la Legión de los Camillitas, (viejas creaciones suyas de los 40), y creó, entre otros, a Morgan Edge y a Tarpin el Terrible.

La vida de Superman transformó sin mayores sobresaltos hasta 1977, momento en que comienza a promocionar la super producción fílmica de Richard Donner y los hermanos Salkind que lo volvieran a restaurar como un mito contemporáneo de primera línea para aprovechar el impresionante éxito de la película, las apariciones de Superman en la historieta se multiplicaron y hasta llegó a coprotagonizar un álbum junto a Mohammad Ali, dibujado por el genial Neal Adams. Poco después llegaron las apariciones junto al Hombre Araña, el principal personaje de la Marvel, tenaz competidora de la DC desde principios de los 60.

El resto de las historietas de Superman se notaban más bien aletargadas, repetitivas y a veces menos atractivas, a pesar de los esfuerzos de artistas como Jim Starlin, Don Newton y nuestro compatriota José Luis García López.

La primera mitad de los 80 presentó tímidos atisbos de encarar nuevas direcciones, con la inclusión del guionista Marv Wolfman (el creador de Crisis en las Infinitas Tierras y Los Nuevos Titanes) y el mítico dibujante Gil Kane.

Sin embargo, los intentos de Wolfman por humanizar al personaje no encontraron una buena respuesta en el público.

En 1985 dos eventos sacuden la DC Comics, justo en el momento en que cumple 50 años. Por un lado, se lanza la Crisis en las Infinitas Tierras, con el objeto de reformular y renovar todo el universo ficticio de la empresa.

Por otro lado, el famoso guionista y dibujante John Byrne firma un contrato millonario para hacerse cargo de Superman. Fiel a su determinación de sacudir las bases de todas sus publicaciones, la DC decide terminar con la versión tradicional de Superman y su mundo. Julius Schwartz abandona las series con un final memorable a cargo de Alan Moore, George Pérez y el infaltable Curt Swan. El nuevo universo que resulta de la crisis deja espacio para una reformulación completa del más ilustre de los superhéroes.

BORRON Y CUENTA NUEVA
Llega 1986 y Byrne ya tiene todo listo. Así sale en forma quincenal la miniserie llamada The Man of Steel. A través de sus seis episodios, Byrne nos cuenta el nuevo origen de Superman con unas cuantas modificaciones. Para empezar, Kal-El llegó de Kryptón en una cámara de gestación, es decir, que su vida propiamente dicha comenzó en la Tierra. Segundo, Superboy no existe. Clark decide combatir el crimen enfundado en su característica capa a los dieciocho años, momento en que abandona su Smallville “natal”. Tercero, Martha y Johnathan Kent no mueren, sino que se quedan en Smallville, siguiendo de cerca las noticias acerca de las proezas de su hijo adoptivo. En la nueva versión es Lana Lang (y no Pete Ross) quien comparte desde edad temprana el secreto de los enormes poderes de Clark Kent. Y hablando de Clark Kent, éste ya no es el tímido muchachito torpe, sino todo un ganador. Un hombre decidido, que confía en su pinta y en su encanto y arremete contra lo que venga.

Pero, sin duda, más cambiado que nuestro amigo Kent está el poco amistoso Lex Luthor. Lejos de su condición de científico loco y aspirante a emperador del planeta, Luthor es ahora un empresario multimillonario que esconde su escasez de escrúpulos detrás de una elaborada farsa que lo muestra como un filántropo caritativo y bondadoso ante los ojos de toda Metrópolis.

Apócrifa para algunos, genial para otros, Man of Steel sienta las bases del nuevo Superman, quien inmediatamente levanta vuelo en tres revistas: Superman, Adventures of Superman y Action Comics, donde comparte cartel con otras luminarias del Universo DC. John Byrne se hace cargo del primer y el tercer título y le deja el segundo a Marv Wolfman y al sobresaliente Jerry Ordway, todos ellos coordinados por Mike Carlin.

Las tres revistas multiplican varias veces sus tiradas, mientras Byrne reinserta en la continuidad nuevas versiones de antiguos personajes. Así aparecen Bizarro, Metalo, Mr. MxyzptIk, Lori Lemaris, el Juguetero, el Bromista, Brainiac y hasta la mismísima Superchica, en una controvertida saga en la que Superman termina matando a sangre fría a tres genocidas extraterrestres. Con su psiquis alterada por este terrible episodio, Superman decide dejar la Tierra y exiliarse en el espacio. Byrne, por su parte, deja el personaje en manos de su amigo, el guionista Roger Stern y de otros dibujantes, principalmente Kerry Gammil. Paralelamente, Ordway y Wolfman le dan nuevos bríos a los amigos de Clark Kent. Lois Lane, Jimmy Olsen y Perry White cobran un notorio protagonismo, junto a nuevos personajes como Catherine Grant, el Profesor Hamilton, Jerry White, Maggie Sawyer y Joé Delgado, quien se lanza a la lucha contra el crimen urbano bajo la identidad de Antibandas.

Tras un tiempo de recorrer el Cosmos (y de enfrentarse, entre otros, al temible Mongul), Superman vuelve a la Tierra trayendo consigo un artefacto originario de Kryptón. Para este entonces, George Pérez y Dan Jurgens ya forman parte del elenco estable de las tres publicaciones que lo tienen como protagonista.

Como no podía ser de otra manera, el Erradicador (que así se llama este chiche kryptoniano) le trae grandes problemas a Clark, que llega incluso a irse del Daily Planet.

Decenas de subargumentos acumulados a través de cuatro años se resuelven en 1990 cuando el superequipo liderado por Mike Carlin encara la miniserie Dark Knight Over Metropolis (publicada en 1992 por Editorial Perfil) en la que Superman y Batman aúnan fuerzas (casi a pesar de ellos mismos) para desarticular un poderoso cartel criminal, liderado por el magnate de las comunicaciones Morgan Edge, secretamente respaldado por el siniestro Darkseid. A fines de ese año, los creadores sorprenden nuevamente al público. Clark Kent le propone casamiento a Lois Lane y procede a revelarle el secreto de su doble identidad. Esto causa una abrupta suba en las ventas. que hace que en los primeros meses de 1991 aparezca un cuarto título mensual de Superman, llamado The Man of Steel, a cargo de la guionista Louise Simonson y el dibujante Jon Bogdanóve.

Con el correr de los números de las cuatro colecciones, va cobrando protagonismo el Proyecto Cadmus, una creación de Jack Kirby recuperada por Jerry Ordway. Cadmus es un instituto secreto de investigación genética, capaz de crear sus propios metahumanos. Más o menos por esa poca, Lex Luthor, víctima de un cáncer incurable por exposición a la kryptonita, pierde la vida en un accidente aéreo. Poco después aparece Lex Luthor Jr., un joven barbado que asegura ser su legítimo heredero. El nuevo Luthor no sólo toma el control de todo el imperio empresarial de su padre, sino que se gana el amor de Supergirl, quien se convierte en su más fiel aliada.

Finalmente, vale la pena mencionar la saga titulada Panic in the Sky, en la que Superman (ahora jefe de la Liga de la Justicia America) lidera una veintena de superhéroes en una guerra cósmica contra el maquiavélico Brainiac y los feroces habitantes de Mundo Guerra, el planetoide bélico gobernado por Mongul. Cuando Superman vuelve a la Tierra, algunos mundoguerranos lo siguen y se hospedan encubiertamente en el Mundo Subterráneo que conforma el sistema cloacal de Metrópolis.

Es, precisamente tratando de frustrar un plan de estos monstruosos alienígenas, donde encontramos a Superman al comienzo de esta historia. Claro que, después de semejante cantidad de datos y comentarios, no pensamos revelar una palabra más acerca de lo sucedido. Bastante elocuente es este libro. Sigan leyéndolo que no se va a arrepentir.

Rafael de la Iglesia y Andrés Accorsi.

Agradecemos a nuestros amigos del Archivo de Comics por compartirnos esta nota y autorizarnos su reproducción.

Fuentes:

https://archivo-de-comics-notas.blogspot.com/2020/01/el-mito-mas-poderoso-por-rafael-de-la.html

 

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Website: http://www.fortalezadelasoledad.com
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