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LA LEGION DE SUPERHEROES / Por Carlos Pacheco


Este es un grupo de superhéroes muy famoso, que tiene una legión muy grande de fans.
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La Legión de Superhéroes

«El problema que tiene el futuro es que acaba por quedarse antiguo». Circania Senius.

Los motivos que tenemos los fervientes seguidores de la Legión de Superhéroes para así considerarnos son tan múltiples y variados como podemos serlo nosotros mismos. Cada uno tenemos nuestro legionario favorito: Lobo Gris, Karate Kid, Ultra Boy, Brainiac Cinco... Nuestras prefe-rencias sobre los miembros del sexo femenino van por los mismos derroteros, ¿Dream Girlo la Prince-sa Proyectra? ¿Fantasma o Estrella del Alba?

A pesar de tal diversidad de criterios, existen dos circunstancias sobre las que todos nosotros, los fervientes y acérrimos seguidores de la Legión de Superhéroes, alcanzamos el más unánime de los acuerdos.

Primero, la Legión es mucho más que un tebeo de superhéroes, con todo lo positivo que puede tener ser «sólo» un tebeo de superhéroes. La primera referencia del Universo Legión es anterior a la existencia del propio grupo. Cuando Superboy recibe la visita de tres adolescentes procedentes del futuro, Saturn Girl, Relámpago y Cósmico, aún no estaban, siquiera, establecidas las bases de lo que en un tiempo convendría en ser uno de los conceptos más originales del subgénero superheroico. La inicial idea de los autores —Edmund Hamil-ton, entre otros—consistiría en insuflar el espíritu de aquellos pu ps de ciencia ficción —tipo Amazing Stories— que por entonces, los cincuenta, inundaban el mercado de la lectura popular en los USA, al alicaído mundo de los superhéroes, en clara debacle tras el feroz ataque que sufriera de manos del hoy día tristemente conocido psiquiatra Dr. Werthman y su libro «La seducción del inocente». Con esto, al superhéroe tal y como se conocía hasta entonces, aquel individuo que adquiría por métodos mágicos o tecnológicos, pero siempre de forma casual o fortuita, una serie de habilidades y facultades imposibles para el resto de sus congéneres —salvamos a Superman de esta clasificación, que a tenor de ser el primero, como lo fue el Lazarillo de Tormes en la Picaresca, es el que menos se adecua a las especificaciones del género— se le añadiría una cada vez más extensa lista de jóvenes procedentes de remotos planetas, cada uno de ellos con una inverosímil cualidad intrínseca a los de su raza. La lista iría engrosándose con el tiempo, hasta adquirir la verdadera significación del nombre genérico que da título a la colección que los alberga, Legión.

Si el ambiente cautivador de la serie fue y es, insisto, una de sus principales exquisiteces, el segundo punto de acuerdo radica en considerar «La Gran Saga de la Oscuridad» como la más conseguida de sus aventuras. A pesar de que la consideración de tebeo de culto que entre el «fandom» tiene la Legión de Superhéroes, lo cierto es que hasta muy avanzada a década de los setenta no gozó de la suerte de contar con grandes sagas, a la imagen y semejanza de otros supergrupos más populares como la Liga de la Justicia, Los Vengadores o Los Cuatro Fantásticos, entre sus correrías. Las famosas Earthwars se erigirían como la primera de ellas, pero a pesar de las excelencias del guión y de los espléndidos iniciales capítulos dibujados por James Sherman, su postrera sustitución por Joe Staton hizo que el clímax artístico no fuese del todo afortunado.

La llegada de un autor de cierto renombre a la colección en los inicios de la década de los ochenta aportaría la savia nueva que la colección necesitaba para superar la consideración celtista y convertirse en un fenómeno popular. Keith Giffen, el dibujante referido, hacía algunos años que había abandonado el mundo de la historieta para dedicarse a otras labores más lucrativas, como la venta de aspiradoras. En cualquier caso la convulsiva necesidad de crear que se remueve en las entrañas de todo artista llevó definitivamente a Giffen a regresar a este medio, volcando toda esta recuperada ilusión en realizar los créditos artísticos y, con el tiempo, coargumentales de la Legión de Superhéroes, grupo del que desde siempre se había considerado un consumado fan.

Si a esta disposición de espíritu aportada por el tándem Levitz/Giffen le añadimos las excelentes, en aquel tiempo, condiciones económicas y creativas establecidas por unta DC que por entonces intentaba recuperarse de aquella nefanda «implosión» editorial con la que despidió la década de los setenta, consistentes en aumentar los royalties por la creación de personajes principales y secundarios, primar los años de permanencia en una determinada colección, etcétera, el resultado es que consiguieron hacer de esta etapa una de las más interesantes de toda la producción de esta editorial desde sus comienzos, convirtiendo a la Legión y a los Nuevos Titanes (otra colección sobre la que se vierten las mismas circunstancias descritas en los párrafos anteriores) en los únicos productos capaces de hablarles de tú a tú a los de su más directa rival, Marvel, y siendo la «Gran Saga de la Oscuridad» el epítome de lo que esta colección debía ser.

En efecto, en esta «Gran Saga de la Oscuridad», Levitz y Giffen establecieron las pautas que la colección seguiría en los años sucesivos y que se remontarían a la marcha del dibujante: la concepción de una nueva estética futurística principalmente enfocada a los diseños arquitectónicos y de vestuario —y apoyada en un hasta entonces inaudito uso del color—, la creación de complejas relaciones interpersonales entre los miembros del grupo, configurando patrones emocionales ausentes en la historia de los superhéroes, así como la institución de una continuidad retroactiva, conectando el Universo Legión con el resto del Universo DC, ya no por la ocasional aparición de un determinado personaje conocido sino por la existencia de hechos relevantes.

La no publicación en nuestro país de esta importantísima saga suponía la implantación de un vacío en la continuidad del Universo DC pre y post Crisis que hasta hoy día y gracias a la existencia de esta colección «Clásicos DC» no ha podido ser resarcido en mayor o menor grado.

Disfrutad de «La Gran Saga de la Oscuridad »... y entre nosotros, ¿adivináis quién puede ser el malo de la película...? ¡EL MISMO!

■ Carlos Pacheco 

Agradecemos a nuestros amigos del Archivo de Comics por compartirnos esta nota y autorizarnos su reproducción.

Fuentes:

https://archivo-de-comics-notas.blogspot.com/2020/09/la-legion-de-superheroes-por-carlos.html

 

 

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Website: http://www.fortalezadelasoledad.com
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